Ese era el titulo con que la Revista Folklore Nº 101 (24/8/1965) anunciaba para su próxima entrega una nota sobre este entrañable músico originario de Bolivia que con sus instrumentos andinos de viento, además de recorrer muchos caminos como solista , realzó los espectáculos folklóricos que las Compañias de Ariel Ramirez y posteriormente Jaime Torres realizaron en el país y que llevaron también por el mundo.
Esta foto es contemporánea de la filmación donde se ve a Cipriano Tarquino intentando sostenerse con un trabajo ajeno a su verdadero arte.
https://www.facebook.com/ArchivoGeneraldelaNacionArgentina/videos/2120164858008719/
De acuerdo a lo anunciado en el Nº 102 (7/9/1965) se publica esta entrevista que hemos también transcripto
CIPRIANO TARQUINO Y SU LEYENDA
Las luces se apagaban y solo un foco iluminaba la extraña figura: una especie de demonio boliviano, con su barbita rala, su pasamontaña de lana coloreada, sus mantas. sus ojotas y el extraño arsenal de pincullos, quenas, erques, anatas y otros instrumentos primitivos. Entonces, Cipriano Tarquino saludaba en idioma aymará al público y empezaba a tocar cada uno de esos instrumentos; y era como si del fondo de las edades surgiera esa figura para transmitir el mensaje de una raza perdida. En todo el país se vio esto; también en Europa. El público de Buenos Aires admiró el arte ancestral de Cipriano Tarquino en “Esto es folklore”, el año pasado muchos se preguntaron quién era este extraño anciano indígena, que parecía un brujo de tribu.
FOLKLORE. – Tarquino, usted sabe que sobre su persona se tejen mil leyendas. Quisiéramos que nos hablara de usted…
TARQUINO. – ¡ Pobrecito de mí…! ¿Qué puede decirse de este indio viejo?
F: Queremos saber de su Vida. ¿Dónde nació usted? ¿De dónde viene?
T: De dónde vengo… no sé. Soy un indio aymará, de los pocos que quedan de esa gran raza…
F: Hay quien dice que usted es un descendiente del inca Tupac Amarú…
T: Leyendas hombre… Nací en un pueblito de Bolivia, no lejos del lago Titicaca. A los 8 años de edad ya trabajaba en las minas de Coro-Coro y – desde entonces conozco los minerales y las piedras corno si tuvieran el nombre escrito…
F: ¿Fue minero mucho tiempo?
T: Toda mi juventud. Un día me vendieron, junto con otros compañeros, y me metieron con ellos en un vagón de ganado para mandarnos a trabajar a Chile.
F ¿ Lo vendieron?
T: Puede decirse. Las minas de cobre necesitaban mano de obra y ésta era conseguida arriando a los bolivianos como si fuéramos bestias. -El caso es que viví varios años en una mina de cobre del norte de Chile; una vez por día nos daban un plato de porotos y dormíamos sobre montones de paja, en un galpón. Aguanté esto varios años y después me escapé.
F: ¿Adónde?
T: A la Argentina. Como no tenia plata para pagar pasaje y además tenía miedo que me agarraran y me llevaran de vuelta, me largué a atravesar a pie la Cordillera. No me quiero acordar las penurias que pasé. A veces comía solamente raíces de poposa y bebía nieve derretida… Al fin llegué a tierra Argentina y llegué a Humahuaca. Allí me amparó un gran señor, el doctor Justiniano Torres Aparicio. Me puso en una orquesta de instrumentos típicos que había formado.
F: Y usted, ¿de dónde sabía tocar esos instrumentos?
T: Desde siempre. Para eso soy indio…
F: ¿Y después?
T: Estuve un tiempo en Humahuaca. Tiempos muy felices. Después quise venirme Buenos Aires. Me metí de “linyera” en un tren pero me equivoqué y el tren me dejó en Mendoza; después entré en otro tren que en vez de dejarme aquí me llevó a Rosario. En todas partes me quedaba un tiempo, hacía changuitas, aprendía muchos trabajos…Y así hasta que al fin caí a la capital de los argentinos
F: ¿Qué le pareció Buenos Aires?
T: Ciudad grande, gente ocupada… – Tuve suerte: conseguí un trabajo de jardinero en la casa de una señora muy buena que se llamaba Adela María Harilaos de Olmo. Allí trabajé varios años. De noche, sacaba la quena y en mi jardín tocaba largo rato bajo las estrellas. Cuando la señora murió me legó parte de una propiedad. Ahora vivo allí, todavía.
F: ¿Así que le fue bien en Buenos Aires?
T:– No siempre. A veces las pasé muy duras. Una vez estaba tan muerto de hambre que no tuve más remedio que robar para comer: robé un huevo, un solo y mísero huevo de gallina… Me metieron preso y dijeron que yo era ladrón. Pero un juez humano me absolvió diciendo que ante una necesidad como el hambre no se puede condenar a un hombre por robar un huevo… Fue un caso muy sonado. Salió en todos los diarios…
F: ¿Y la música?
T:– Bueno, un día conocí a Ariel Ramírez y él me incorporó a su compañía. Fue muy divertido eso. Anduve por toda la Argentina y también por Europa. Me he dado el gusto de tocar las cosas de mi patria con los instrumentos de mi raza, frente a muchos públicos distintos.
F:¿Y no tiene nada que contarnos de su gira por Rusia?
T: ¡Ah, pícaro! Ya sabía que iba a tocar el tema… lo de la venta de mi cabeza, ¿no?
F: Efectivamente. Se dice que profesor Raúl Cerruti, también integrante de la compañía de Ramírez en esa época, dio una conferencia en el instituto de Antropología de Leningrado sobre la raza aymará y lo exhibió a usted como un ejemplar típico, de los pocos que se conservan; y se cuenta que a los sabio rusos les interesó tanto el “ejemplar” que compraron su cráneo, “a entregar cuando se pueda”
T: Mire, hijito. no sé: Cerrutti dio la conferencia y los sabios esos me midieron por todos lados… Pero no hubo ninguna venta de mi cráneo… Por lo menos, que yo sepa. Y además, si lo hubieran comprado hubieran hecho un mal negocio ~ porque no pienso dejar mi cabeza hasta dentro de mucho tiempo, aunque estoy orillando los 80…
F:- Ochenta años vigorosos…
T : – No tanto, hijito, no tanto… Por de pronto, aunque acompañaré a Ariel Ramírez en su nuevo espectáculo, no actuaré como antes. Muchos años de minero han dejado los pulmones sin fuerza para seguir soplando quenas y pincullos… Quiero jubilarme y quedar tranquilo. He andado por muchos lugares y he conocido mucha gente, buena y mala… Como soy indio, a veces me gusta quedarme en el silencio y pensar en las cosas antiguas. Dicen muchas cosas de mí; pero solo yo sé lo que ha sido mi vida. Ahora ha llegado el momento de que Cipriano Tarquino vaya quedando atrás y su leyenda, si la tiene, sea la que crezca-
Ocho años antes había también aparecido una entrevista al músico , en la Revista Danzas Nativas Nº 18 (diciembre de 1957) (Ver Revistas predecesoras) . En ella confirma que hacía más de 30 años que había llegado a Argentina, de su satisfacción de haberse podido sentir artista, volver a ser Huimac Tupac como lo llamaban “los suyos” o mejor como lo habían apodado en las minas de “Coro-coro” : “Kallallaj” que significa “Rocío de la mañana”.
Volviendo a la nota de la Revista Nº 102 en ella le preguntan por un hecho sucedido en la gira por Rusia con la Compañía folklórica de Ariel Ramírez y que reiterademente aparecen en las notas, con un tono en ocasiones equivocadamente jocoso a nuestro criterio . Es aquella en que luego de una charla del chaqueño Raúl Cerruti en el Instituto Antropológico de Leningrado, los científicos rusos pusieron su curiosidad en Cipriano por el hecho de ser aymara. Tarquino desmiente que se haya vendido su cráneo.
En el libro “ Memoria de un Chalchalero”, Juan Carlos Saravia, en el capítulo 26, cuenta acerca de aquel espectáculo que en 1964, con el nombre de “Todo es folklore” hicieron en el Teatro Odeon junto a Ariel Ramírez, Los Fronterizos, y Raul Barboza con Juancito el Peregrino entre otros .
Habla también que con ellos “…estaba Tarquino, un indio aymara de edad indefinida, que tocaba el sicu y el erque, un hombre de un profesionalidad total, que en esa epoca tendría ya setenta y tres años. Ariel había estado de gira por Rusia con Los Fronterizos, Horacio Guarany y Tarquino y cuando allí se que era aymara, le pidieron tanto a él, que no entendía mucho de qué le hablaban, como a Ariel, si podían donar la cabeza de Tarquino al museo antropológico cuando muriera, porque les faltaba el cráneo de algun indio aymara. No llegaron a ningun acuerdo, pero yo le macaneaba a Tarquino diciéndole . “Mirá Ariel te ha vendido la cabeza, así que tenés que decir que te vaya pagando”. Años después , el viejito Tarquino lustraba zapatos en la Recoleta. Se colgaba una o dos quenas del cogote y decía que con su música, entre zapato y zapato tocaba en la quena algún aire y después cobraba…”.
En la entrevista a Ariel Ramirez , de la que hablamos en una nota reciente de Félix Luna, el pianista aborda el tema. Hay coincidencia en relación al encuentro en casa de Justiniano Torres Aparicio en Huamahuaca al que también hace referencia Cipriano Tarquino.
Desgraciadamente Ariel Ramirez es bastante categórico en cuanto al desenlace del encuentro de Tarquino con los científicos rusos.
Decía Ariel Ramirez en aquella entrevista
La dignidad y la leyenda de Cipriano Tarquino van más allá de la recurrente evocación de ese episodio de la gira rusa.
Su leyenda está basada en su arte con los instrumentos andinos y en su tenacidad ante la adversidad de ser indio pobre en una ciudad como Buenos Aires.
Y así es que lo tenemos participando en espectáculos como el ya citado “Todo es Folklore” Revista Nº 79 (13/10/1964)
Y unos meses antes a Cipriano Tarquino en el IV Festival de Cosquín : Revista Folklore Nº 61 (4/2/1964)
Y Cipriano Tarquino con Jaime Torres en el espectáculo de “Antiguas razas ” en el Teatro Margarita Xirgu (Revista Folklore Nº 272 (Agosto de 1977)
Y Cipriano Tarquino abriendo con su erke el espectáculo de Jaime Torres . Revista Folklore Nº 282 (Junio de 1978)
Y Cipriano Tarquino participando en el disco que con ese nombre ” De Antiguas Razas” se editó en 1978 Philips 6347356
http://vocesdelapatriagrande.blogspot.com/2011/09/jaime-torres-y-su-gente-de-antiguas.html
Y protagonista en sus carátulas
Y escucharse los misteriosos sonidos de su anata en
https://www.youtube.com/watch?v=NE4v-kS1gaY
Y Cipriano Tarquino junto a Anastasio Quiroga , Aime Painé, Colla Mercado, Mataco Soria, y otros en la Celebración del Indio Americano por la Asociación Indigena de la RA. Folklore Nº 293 (Mayo de 1979)
Y Cipriano Tarquino abriendo con una ofrenda a la Pachamama el Primer Tantanuky colla e organizado por el Centro Colla de La Tablada. Revista Folklore Nº 306 (Julio de 1980)
Recordaba en un Foro de Folklore el recordado Pedro Farías Gómez estas anécdotas :
“…..Cuando la gira por Rusia, Ariel Ramirez presentaba los intérpretes explicando sucintamente de que se trataba, mientras un traductor lo pasaba al ruso, a Tarquino lo presentaba diciendo que era un indio Aimara etc. etc. y que interpretaría “baladas” del norte Argentino. En una de las ocasiones Tarquino apareció en cuatro patas y diciendo meeeee, meeee, meeeee.
En una de las presentaciones que haciamos en la gira por el país Los Chalchaleros, Cafrune, Ariel, Jaime Torres, varios más, y también los Huanca, a uno de los bailarines se le ocurrió taparle la boca (el cuerno) que larga el sonido en el erquencho ( con este sonido iniciaba Don Cipriano su presentación) y ponerle un poco de talco. La primera vez Tarquino soplaba y soplaba pero no le salía sonido, hasta que después de un gran soplido saltó el papel y el talco provocando una gran sonrisa al viejo Cipriano.
Fueron varias las veces que le taparon el erquencho, pero luego se olvidaban de hacerlo, entonces, él mismo se encargaba de taponar el cuerno y se mataba de risa.
Está demás decir que Tarquino era el que menos se cansaba en esas largas giras por el interior de país ya que tenia una conducta alimenticia muy especial que comenzaba con una ginebrita a la mañana y comer el pan de varios dias para mantener la dentadura fuerte (que la tenia completa y perfecta)….”.
En el Diccionario la palabra “Leyenda” tiene varias acepciones. 1)Narración de sucesos fantásticos que se transmite por tradición
2) Relato basado en un hecho o un personaje reales, deformado o magnificado por la fantasía o la admiración.
Nosotros preferimos la tercera que dice Persona o cosa muy admiradas y que se recuerdan a pesar del paso del tiempo.
Eso es lo que deseamos para Cipriano Tarquino
Si desean pueden ver este pasaje de la película Argentinisima I