Daniel Reguera

Daniel Reguera

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El destino no escuchó su tímido pedido de permanecer  en la claridad y evitar entrar en las tinieblas. Ni los intentos  de Don Ata de prolongar su vida con un gran fuego alumbrador. El creador de la emotiva  zamba “Quiero ser luz” falleció en Agosto de 1963 a los 51 años de edad.
Víctor Abel Giménez , corresponsal de la Revista Folklore en Mar del Plata, publica en el Nº 16 (1/4/1962) la noticia de la presencia de Atahualpa Yupanqui ante las cámaras de Canal 8 de aquella ciudad. En aquella oportunidad fue saludado por el autor de la nota y Daniel Reguera, componentes del  Conjunto “Tierra linda”.

 

 

Al año siguiente, solo dos días después de la muerte de Daniel Reguera, su amigo Víctor Abel Giménez lo despide desde una página de Folklore Nº  51( 20/8/1963).
Cuenta de los desvelos de ambos,  para abrirse paso en una nueva ciudad con la música nativa y a pesar de ello Daniel Reguera fue  un buen impulsor de Nuevos Conjuntos como “Los de la Costa” y “Los Vallistos”.
La foto de la nota de 1953 es la que hemos utilizado como portada para esta nota.
Atahualpa Yupanqui para su serie de artículos que llevaron por título “La Tierra hechizada” publicados en esta página el día 14/6/2018 , le dedica la del Nº 89 (9/3/1965) . En  “Canciones en el Mar” , dedica unas sentidas palabras a la memoria de Daniel Reguera y su zamba , y como epilogo su soneto mas tarde por todos conocido.

Es Alma García para su “Historiando Cantos” quién en Folklore Nº 141 (27/2/1967) nos relata  momentos de su vida, y el desenlace triste, aunque con su hermosa zamba “Quiero ser luz”  Daniel Reguera trascendió  a la muerte física (retomaremos el tema cuando hablemos pronto de “Zamba para no morir” ) y así su figura queda viva cada vez que la entonamos.
Transcribimos  el texto para su mejor lectura:

QUIERO SER LUZ

    La muerte se anhela, se teme o se presiente. Se la oye rondando los tejados como una amante sigilosa o se la busca con apasionamiento. Algunos también la miramos de igual a igual y nos apresuramos a finalizar el poema o la canción para que no nos sorprenda con la obra inconclusa. La muerte, vista por Omar Khayan, tenía perfume, como cuando decía:

“.. tal aroma de vino emanará de mi tumba que los transeúntes se embriagarán”. Franz Toussaint en cambio la materializaba en uno de los poemas traducidos del persa de “La flauta de jade”: …. la muerte hace del hom­bre un terroncito en el que crece la hierba”. Vicente Aleixandre por su parte nos dice que “…la realidad transcurre como un pájaro ale­gre. Todo pasa”. En cambio Miloz comenta. “Nadie, nadie antes que yo, había compren­dido de qué muertes sordas e irremediables” están hechos los días de la vida -.”

Daniel Reguera había nacido un 21 de julio en la ciudad de Quilmes (Buenos Aires), allá por el año 1912. Músico intuitivo y excelente poeta, tal vez porque sentía la vida profunda­mente, hacía un culto de la amistad y vivía la naturaleza desde sus propios ojos sin ol­vidar que era para él un orgullo ser y mani­festarse argentino, lo que le permitía poder incursionar en el paisaje, las costumbres, la historia y todo aquello que tuviera ingerencia con nuestro suelo. Jovial, alegre y bueno, en­tretenía can su forma singular de ser y cuando las circunstancias dibujaban seriedad en su coro, era profundamente triste, con amplio sentido social y capaz de dar la vida por un amigo. Su pasión fue la guitarra, tal vez por ella murió tan pronto. Debía cuidarse a causa de su precaria salud, pero “siempre atrás de una guitarra” su cuidado fue precario; no de­bía emocionarse por su afección al corazón y éste aprendió a llorar antes que sus ojos. En una oportunidad su médico fue terminante: “O usted se cuida o se muere

-Si me cuido, ¿cuánto puedo vivir? -preguntó.

-Dos años, tres años o cinco años o cien…

pero cuidándose sobre todo de la noche, del frío o de las emociones –contestó el médico.

  • ¿Y sí no me cuido? insistió Reguera.
  • Un año, dos meses, un mes.

-Bueno, me quedo con lo último. Yo no nací poro durar sino que vine al mundo para vivir y prefiero vivir un mes y no durar cien.

Daniel Reguera, en su cotidiana ensoñación salpicado por las olas marplatenses, supo que había comprado a plazo fijo el vuelo de las palomas, la caricia de las arenas bajo sus pies, el silbido del viento junto a las rocas. Sabía que debía guardarse de un tirón todo ese sol marino adentro, para llevárselo con­sigo, sabía que a veces su guitarra se ponía más triste que de costumbre y que no ero justo que sus amigos le dedicasen más horas a su compañía que a su propia familia, como lo hacía Víctor Abel Giménez, su amigo del alma. Daniel Reguera dialogaba con su des­tino y no entendía nada, No entendía por qué a veces no volvían las barcas de los pescadores. Por qué el hermoso niño de rostro angelical apuntaba con su honda a1 casal de pájaros y disparaba alegremente. Por qué de­bía cesar alguna vez de florecer el naranjo al que todos tendían su mano.

Un día se lo dijo a su guitarra.. “Se me está haciendo la noche en la mitad de la tarde; no quiero volverme sombra, quiero ser luz y quedarme..” Daniel Reguera

Sabía la luz de su canción estaría encendida para siem­pre: la voz del artista difícilmente puede ser enmudecida cuando ha fructificado en la san­gre y se ha vuelto estrella. De su vida des­granada paso a paso, lo dice él mismo cuando canta “me fui quedando en la noche, siguiendo la misma senda, siempre atrás  de uno guitarra apagué la última estrella “

Aferrado a su canto y a su mundo se debatió los últimos meses, después de sus dos infartos, uno de los cuales le tomara en casa de Víctor Abel Giménez, adonde había ido a ensayar un rato y se quedó 52 días por el reposo o que le obligo el médico. En el análisis definitivo, esperando siempre la voz de la llamada, se preguntó muchas veces lo que todos nos decimos mirándonos al espejo que guardamos adentro: “No sé qué dicha busqué, qué quimera; qué zamba me quitó el sueño, qué noche mi primavera. -.” la canción, dedicada a su esposa, dice en unos versos: “Hoy que me pongo a pensar sólo converso el silencio, me miran los ojos de antes viejos de ausencia y de tiempo…” Al recordar la soledad del si­lencio de su hogar cada vez que retornaba a él de su mundo de guitarras, pero reen­cuentra los ojos de su esposa al despertar de un edema pulmonar en un sanatorio.

“Quiero ser luz” fue registrada y editada por su colaborador y amigo Víctor Abel Giménez con la autorización de la esposa, después de fallecido su autor, y su música escrita por don Pedro Sánchez. Tal vez Daniel Reguera  encontró ya la respuesta y es la que nos da cada vez que cantamos “Sólo converso el silencio” Muchos conversamos el silencio. El silencio de la humanidad es infinito, el silencio de la hu­manidad incomunicada, el silencio del egoís­mo, el de la envidia, el de la ausencia de amor, el silencio del silencio mismo..  Tal vez nuestra guitarra va a alzar su voz por nosotros. Tal vez va a enmudecer también. Daniel Re­guera quiso ser luz y lo fue en su zamba, en su resignación, en su cara a cara con la vida y con la muerte.

 

La zamba fue cantada por muchos intérpretes y entre los más populares; Mercedes Sosa , Antonio Tormo, el mismo Atahualpa Yupanqui, Los Tucu Tucu, Enrique Espinosa, Argentino Luna, Los Vallistos, César Isella etc etc (En Youtube están la mayoría de sus versiones)
Pero elegimos la  de Luis Amaya y  Chito Zeballos quien también recita el poema de Don Ata, agradeciendo a “Chito Zeballos” que la haya dejado en
https://www.youtube.com/watch?v=IOUIbTjAEOM
La partitura fue publicada por Editorial Sinfonía ilustrada su portada por el grabador y pintor Aldo Biglione
La Letra y los acordes para guitarra en versión de Arnoldo Pintos

Estos son los otros temas que dejó registrados en Sadaic . Seis  en colaboración con Victor Abel Giménez: Los más populares “Soy de Arbolito” y “El Poncho de Dorrego”. El vals “Tus celos” fue compuesta con Pedro Sánchez
DE REGRESO 1965 Víctor Abel Giménez (A)
DESDE EL POZO DE FUEGO Víctor Abel Giménez (A y C))
DOMINGO DE CARNAVAL 1966 Víctor Abel Giménez (A)
EL PONCHO DE DORREGO 1963 Víctor Abel Giménez (A)
EL REGRESO 1962 Víctor Abel Giménez (A)
QUIERO SER LUZ 1963
SOY DE ARBOLITO 1961 Víctor Abel Giménez (A)
TUS CELOS Pedro Sánchez (Ay C)

 

Tal como lo adelantáramos , el próximo sábado 12 octubre, publicaremos la nota “Zamba para no morir” con comentarios sobre las figuras de sus creadores: Hamlet Lima Quintana, Héctor Alfredo Rosales y Norberto Jorge Ambrós.